"...Hacerte dormir, es el reto todos los días, pero cuando se logra el objetivo, es la recompensa más maravillosa que existe..."
Es de madrugada y sin nada que hacer, he decidido verte dormir. Reconozco que no es la primera vez, pero en esta oportunidad, he querido escribir un poco lo que es difícil a través de letras.
El tema de este texto no es más que la descripción escrita de verte dormir en un momento determinado. En particular, visualizar la tranquilidad, movimientos suaves y un respirar sereno, es algo que transmite paz infinita. Ahora bien, si escribo de tu cuerpo al dormir, veo una cierta curva que te permite recordar cuando estabas en el vientre de mamá por estancia limitada. Tus manos inquietas todo el día, cuando duermes, es como si por fin se agotaran las baterías en algún juguete nuevo. En cuanto a tu rostro, es increíble ver como tus cachetes se abultan en un costado por la posición que asumes al dormir. Además, tus ojos con largas y hermosas pestañas por fin logran quedar quietas dejando de proyectar las cosas nuevas que te brinda Dios cada día. Por otro lado, tu respiración es un dilema cada vez, una que otra es rápida y luego una que otra lenta. Otra parte de tu cuerpo es la hendidura de tu boca, cuando concilias el sueño, realizas ciertos movimientos involuntarios que son el reflejo de la fantasía que tienes al dormir. En el caso de tus labios, éstos se mueven y forman la sonrisa más sincera que he visto.
Para finalizar, gran parte de esta experiencia, me produce tanta satisfacción que cambia el cansancio por serenidad y una recarga para las próximas horas que se avecinan.
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