Esta es la historia de dos jóvenes que empezaron una
bonita amistad a través de un encuentro repentino, no planeado por los
protagonistas, pero si planeado por el destino. Se gustaban mucho, sus
sentimientos les brotaban por los poros y se notaba de lejos que si era un
sentimiento de envidiar. Para llegar a ser la envidia de muchos tuvieron que
pasar una serie de trabas y dificultades, desde conocerse hasta llegar a la
confianza que se tienen el uno por el otro.
Todo empezó un día en la mañana, un muchacho alto, de
estatura 1,77cm ojos color marrón oscuro, corpulento, de buenas intenciones,
soltero, muy enamorado de la vida y de las mujeres, toma el atrevimiento de ir
al colegio de unos amigos para compartir una mañana de vagancias y bromas; el
chico para ingresar a dicho colegio tenía que pasar la barrera de la entrada
que la custodiaba un portero no muy amistoso, de cara y carácter no atractivo,
flaco y se le notaba un trasnoche increíble. Sus amigos lo esperaban afuera y
planeaban el cómo hacerlo pasar, intercambiaron chemise, hacen un alboroto
afuera, el chico logra entrar mientras que el portero se entretenía con la
distracción planeada. Después de lograr de manera exitosa pasar esa barrera, se
dispone a compartir con amigos, conoce nuevas amistades, y crea un entorno amigable.
Así se pasan las horas hasta que llega el punto de partida, tanto de sus amigos
como para el chico de ir a casa. En la salida dónde todos se despiden, surgió
algo que lo paralizó, lo dejo turulato y anonadado. El título de esta historia
se cumple; una bella y hermosa mujer se acerca a los chicos y los saluda. Esta
creación perfecta de la naturaleza apareció con su uniforme, de chemise beige y
pantalón azul, linda desde arriba hasta abajo, una sonrisa encantadora, un
cabello hermoso y un cuerpo maravilloso. Cuando saluda al grupo, quedo él de
último, por supuesto inmóvil y sin palabras; se presenta ante él, dice su
bonito nombre, le da la mano y después de segundos en asimilar que lo saludó le
corresponde con la mano, al darle la mano se acerca, le dice mucho gusto y sin
preámbulos le planta un beso en la mejilla que le alegró la existencia al
chico, motivándolo a seguir yendo para ese sitio.
Como toda historia que se acerca a la realidad, este
joven va seguido a ver a su gran ilusión y no la encuentra, busca, indaga y
preguntaba cómo un perdido:
- ¿Has visto a mi enamorada?
¿Saben dónde está?
¿Dónde la puedo conseguir?
Hablaba su mente y corazón:
-Quiero verla, quiero ver tu rostro hermoso.
Su sonrisa, que me deja como alma que lleva la brisa.
Así pasaron los días y nada que aparecía; el chico no
dejaba de pensar en la maravillosa chica. Pasadas las semanas el enamorado
decide dejar las cosas así, crea en su mente una gaveta y guarda todo tipo de
sentimientos para con la joven, los archiva dónde no se vean y sea difícil de
encontrar; él se conocía tanto que si seguía buscando y no encontrando, podía
volverse adicción y eso no era conveniente para él, ni para nadie. Este joven
tenía criterios y buena manera de pensar, hay que decir que también cometía errores
como todo humano. Pero cuando cometía una falta, inmediatamente lo solucionaba
para así seguir mejorando su vida.
Al cabo de un mes retorna a sus vagancias de ir a
colegios, pero sin buscar lo que había guardado en su mente. Iba solo a bromear
y pasarla bien. Sigue su vida como si nada hubiese golpeado su pecho y marcado
el alma. Su prioridad eran los estudios, su hogar y su trabajo. El chico
laboraba en un centro comercial donde la atención al cliente era lo más
importante, el afianzaba sus valores en el trabajo con la sociedad. En su casa
todo era paz y tranquilidad, lo difícil y en alguna ocasión muy similar a la
nuestra, le tocaba salir de la burbuja en la que estaba, pasar decadencia y
crisis económicas. Una cosa característica en el joven, era sus ánimos y lo
hiperactivo, donde quiera que pasaba, dejaba una sonrisa o muestras de alegría
que trataba en lo posible de plasmarlo en su entorno.
Se suscita el segundo encuentro como cosa predestinada
del amor, este joven después de un largo tiempo y sin estar buscando algo,
camina por el pasillo de un colegio y tropieza con una chica, éste al
percatarse del aroma rico que dispensa de sus cabellos, reconoce inmediatamente
quien es; se activa la gaveta del olvido y sale a luz los sentimientos que sin medir
las consecuencias hace que el chico se asombre y quede como el primer día que
la vio, impresionado e ilusionado por tal belleza. Efectivamente y después de
recobrarse saluda a la chica, fluye una conversación de varios minutos, le
comenta que él la andaba buscando desde hace algún tiempo y nada que la
conseguía; muy gentilmente el chico le pide el número, ella accede y al cabo de
varios minutos cada quien se fue a su destino. El chico muy alegre, con una
sonrisa de oreja a oreja, hace sus cosas y cuando apenas llega a su casa, se
acuerda de la maravillosa mañana que tuvo, saca su móvil, revisa en sus
contactos, encuentra el nombre de la chica que le gustaba, le da opción y
enviar mensaje. Al estar en la pantalla de crear un mensaje, el chico no sabe que
escribir o no sabe cómo empezar una conversación. Él quiere decirle lo que
hasta ese entonces sentía, pero sabía que debía empezar con un saludo,
conocerla y si las cosas fluyen bien desahogarse sentimentalmente. Por unos
minutos pensó en la chica y se dejó llevar por esos maravillosos momentos que
como por arte de magia logró escribir un saludo y preguntar cómo estaba. Así
empezó ese gran mensaje, la chica tardaba un poco en responder, lo que
inquietaba al joven, menos mal que éste si tiene paciencia y logró esperar. Un
sonido sale del bolsillo del short que cargaba, revisa entusiasmado, era su
móvil y en él se encontraba la respuesta de la chica. Responde y se crea una
conversación amena, empezando así a conocerse.
La confianza aumenta y deciden preguntarse el uno por
el otro:
¿Dónde viven?
¿A qué se dedican?
¿Que si estudia o trabaja? Y demás cosas de interés
mutuo.
En esas preguntas de rigor, uno de los dos se
pregunta:
¿Que si es activo por otras redes sociales?
¿Que si tenía otro medio para así comunicarse?
Los mensajes eran largos y muy fácilmente se gastaba
el saldo de ambos. A lo que responde la otra parte interesada:
-Si.
Ahora no sólo hablan por mensajes, también lo hacen
por WhatsApp, Facebook y PIN. Juntos rompen la barrera de la timidez, creando
una amistad única, es tanto así, que ellos tenían algo particular que no saben
cómo se dió, pero es lo mejor que se ha producido. No es una frase, no es una
canción, no es un poema, solo es una palabra: TÚ; si iniciaban cualquier
conversación empezaban con esa palabra. El chico lo usaba para dos intenciones,
una intención era para iniciar una plática y la otra, para camuflar sus
sentimientos y vaciarlo en ese TÚ.
Las redes sociales colapsaban con los mensajes. En una
ocasión se habló del perfil que tenían en Pin. Los Estados se convertían en una
dedicatoria y llegando a un acuerdo saltan un escalón en la confianza y deciden
mutuamente enviarse una foto actual; primero ella lo hace y éste chico al
recibirla queda aún más ilusionado, como es acordado el chico manda la suya y
la chica quedo encantada. Recordaron las dos veces que se habían visto y eso
les trajo una sonrisa a cada uno, más que todo el chico, que tuvo que pasar una
odisea para llegar hasta donde estaban en ese momento. Para llegar a enviarse
una foto tuvieron que esperar un mes y algo, ya que los dos eran muy
reservados.
Cuando los chicos afianzan su amistad, mantienen una
comunicación amena y se transfieren bonitos sentimientos a través de los medios
que conocían. Otro encuentro se presenta de una manera espontánea; el chico
estaba en su lugar de trabajo y estaba atendiendo a los clientes, aparece de la
nada la chica que le gustaba y que solo había visto por fotos. La reconoce y
exclama:
-Es más bella que en las fotos-.
-Disculpa, ¿dijiste algo? Dice la chica.
El chico del asombro solo dice:
-Si... Hola
¿cómo estás?
Ahí empieza una pequeña conversación en ambos. Ella
obvia con quien está hasta que la acompañante le hace señas para saber quién es
el chico al que le brillaban los ojos y estaba en frente de su amiga. A la
final se la presenta y le dice:
-Él es TÚ, de quien te hablé-.
La chica impresionada dice:
-Mucho gusto, me han hablado muy bien de ti.
Era tanta la felicidad en ese momento que no querían
alejarse ninguno de los dos. La acompañante en su lenguaje corporal le indica a
la chica que deben irse. En definitiva se despiden y se dan un abrazo enorme y
se sonríen los dos como dejando satisfecho a ambos corazones.
Después de haber pasado días conversando con su
ilusión; de compartir mensajes agradables, enviarse hasta chistes para
alegrarse un rato, dedicarse canciones románticas, el chico empieza a sentir
algo más que una amistad hacia la chica; el gusto era obvio cuando se
conocieron, pero a través de los medios empezaron a abrirse de corazón y a
explorarse en el tema relacional. En ese justo instante y después de días
meditarlo con la almohada, ese ser le hace una pregunta, un poco tarde, pero la
hace en su última conversación:
- TÚ, ¿Tienes novio?
A lo que ella responde:
- Si, TÚ.
Eso fue como una espada que atravesó el corazón del
chico de una manera atroz. La conversación se corta, se crea ahí un espacio de
tiempo que juega con el chico. La chica inicia otra plática para dejar a un
lado ese impedimento. El joven tarda en responder, no por la espada en su
corazón, más bien, por meditar y entender que ya ahí no se podía hacer más que
escribirse. Sabía que si seguía, iba a quedar enamorado solo y eso si era
realmente feo. El chico acepta la plática y continúan cómo si nada. Al llegar
la noche el chico reflexiona y decide alejarse para no hacerse daño. Comprendía
que el novio se merecía respeto; por cortesía o tal vez por lo caballero que ha
de ser un hombre. Si seguía esos pasos, no tardaría en que a él le pase lo mismo.
El chico abandona el móvil y lo deja en su cama, se desconecta de Facebook
haciendo su noche muy larga viendo en la televisión programas repetidos.
La chica al notar su ausencia hace algo que al chico
lo toma por sorpresa, una nota de voz por pin hace que vibre el móvil del chico
esa noche en la cama; éste no se fija por hacer otras cosas de momento. Al cabo
de un buen rato, se fija un mensaje de su amada y no lo lee, dos llamadas
perdidas en su móvil y ninguna desea devolver; mientras borra las notificaciones
llega al instante una nota de voz por el PIN y este si lo descarga; era primera
vez que se enviaban una de esas cosas. En la nota se expresa un alma noble y de
hermosa voz; se escucha sollozando y apenas se le puede entender, lo que no lo
permitía captar la nota impacta más al chico, un gemido de llanto aparece y
destroza el corazón del chico:
-Hola TÚ, extraño que me escribas
¿Qué pasó que no le haces? Te siento distante,
Dime. ¿Acaso es esa tu reacción después de la plática
de ahora?
¿Quieres alejarte? Solo dime, Quiero saber.
(...silencio absoluto...)
Sabes, Me lastimas con tu ausencia, no te alejes, te
quiero.
Ese te quiero lo dijo en llanto y hasta ahí termina la
nota.
No sabía que escribir, era la primera vez que escucha
a una dama expresarse de tal manera que hasta soltó una lágrima. El chico
pensaba alejarse para no hacerse daño, sin pensar que si él se alejaba de esa
manera estaba lastimando a la chica de su vida. Sus valores no le permitían
hacer llorar a ninguna mujer, mucho menos a la que le gustaba y sentía cosas
maravillosas. Retoma el móvil, escribe inmediatamente un mensaje, pide
disculpas por cometer tal burrada, que no importa lo que pase, jamás se
alejaría, que así tenga que amarrar a sus sentimientos para que no se expresan
lo hacía con tal de no hacerle daño a su gran amor. La chica muy lastimada
tarda en responder, el chico se desespera y manda otro mensaje indicándole que
respondiera, que era capaz de hacer cualquier cosa para eliminar, si es posible
y de manera permanente esas lágrimas que debían haberse corrido de sus hermosos
ojos hasta su pómulo descendiendo hasta sus mejillas.
¡SI! Grita el enamorado porque recibió un pin de su
ilusión.
Era ella en efecto, entendía la situación en la que el
chico andaba y que le duele que la haya cortado de esa manera, sin aviso y sin
chance a reaccionar. Se escriben por largo rato, ablandando su corazón y
permitiendo a la razón entrar en ese entorno. Ambos chicos con la seriedad del
asunto asumen la responsabilidad de mantener el trato igual de cómo lo tenían
anteriormente, el único detalle es que no se podía expresar más de la cuenta.
Pero como lo indica el dicho: "Quien manda en el corazón" repercute
en su cabeza y que trata de mil maneras no escribir sus sentimientos para con
la chica. Era difícil si, pero se debía de hacer por su propio bien y el
bienestar de la relación que ella tenía.
Una y mil veces se preguntaba el chico el por qué no
se hizo esa pregunta con anterioridad para así evitar ese trago amargo de no
ser correspondido por esa bella dama. Ya estaba todo hecho, así que regresar el
tiempo no se podía. Pasadas las semanas, el trato se mantenía porque ellos así
lo querían. Se les notaba a ambos, un sentimiento mutuo, no se puede decir que
era un amor, pero si podría acercarse a uno; era tanto y tan bonito que se
escribían que quedaban ilusionados. Hubo un momento de tanto escribirse, el
chico no aguantaba la presión de sus sentimientos oprimir al corazón y este le
dijera al cerebro para que le dé a las teclas y expresar lo que sentía. Eso fue
en forma de desahogo abundante:
- TÚ, desde que llegaste a mi vida, las cosas han
mejorado mucho.
Tú tienes ese
no sé qué, que me encanta. Estoy sintiendo muchas cosas bonitas hacia a ti, sé
que no debo decirlas, pero lo hago porque ya no aguanto la presión.
Me gustas mucho, considero que eres una chica muy
bella; con cualidades únicas, una manera de expresarte que me ilusiona.
Si sigo así, me dejaras enamorado... ...
Y eso que solo es a través de este medio; no he tenido
más el privilegio de verte en persona después de que fui al colegio.
Me estoy enamorando de una chica que sólo he visto dos
veces. Es increíble.
La chica corresponde con muchas palabras bonitas y
frases alentadoras que hacen que el chico termine ilusionado. Pero ni se acerca
a lo que había dicho joven. Al notar esto el joven, entendía que por su
relación no podía tener esperanzas para con ella. Cada persona espera siempre
recibir lo que dá, a pesar de que hay una frase que dice lo contrario. El chico
tan expresivo recibió lo que no esperaba, pero si recibió lo que le
correspondía; es decir, que la chica no iba a terminar la relación de varios
años por una que acaba de conocer. Podría tener juntos su palabra (TU),
dedicarse cosas y demás, pero no quería terminar. El joven no esperaba ese
balde de agua fría, así que desde ese momento decide nuevamente alejarse. La
primera por decisiones egoístas prematuras y ahora porque ya no podía hacer
más.
Nadar en contra la corriente fue lo que hizo en su
primer intento. Nadó y nadó que demostró lo mejor de sí y expresó lo que nadie
había hecho sentir a él. Pero todo eso fue en vano, tanto era el rechazo de la
corriente que llegó una gran ola y lo llevó a esta frase que aún recuerda en la
cabeza:
-Quedas náufrago en una isla-.
Después de haberse ilusionado de la chica, queda
náufrago en una isla donde la soledad y la tristeza invadían su ser. Son cosas
que suelen suceder en esta etapa de la vida. Sin ánimos de pedir ayuda este
náufrago queda solo; en su soledad, busca respuestas en su cabeza para
encontrar soluciones. Una vez pasado el tiempo cae en razón y se acuerda algo
que lo había marcado de por vida, recuerda la bendita nota de pin, la parte de:
-"No te
alejes";
El chico
exclama:
-¡La metí de nuevo!
No cumplió su palabra, vuelve a lastimar a la joven y
esta vez no puede remendar ese error cometido.
Los dos jóvenes después de tener una gran amistad y
hasta haber sembrado la semilla del amor en su corazón, se distancian; la
comunicación se acorta muy velozmente y el trato es casi nulo. El chico no
desea herir más a la joven y ésta no desea saber más de él. Cada quien coloca
en su memoria cosas nuevas y de interés, cubriendo por completo lo que un día
existió. El chico continúa su vida trabajando, cumpliendo su rol en casa y
siendo un estudiante más en la universidad. La sonrisa del chico solo era vista
cuando se reunía con sus amigos en alguna casa y la pasaban bien, del resto se
mantenía serio y más con cosas del corazón.
-La vida sigue- decía el joven y cumple ese dicho. Es
lamentable lo que pasó, pero la vida es una sola y hay que vivirla. "El
vino entre más añejo es más bueno". Como la semilla fue plantada en ambos
corazones, con el tiempo, tuvo que haber nacido un viñedo y obtenido frutos. La
primera etapa se cumplió cuando se conocieron. La segunda etapa le corresponde
a la gran amistad formada; y por último ese bonito sentimiento creado en ambos,
obteniendo así las uvas más ricas y el vino más exquisito. "Lo que es del
cura, va pa' iglesia", si ellos algún día han de estar juntos, así pasen
días, semanas o años ese gran amor surgirá y los unirá.
Por cuarta vez hubo algo que dejó al chico turulato en
su trabajo. Era su tiempo de descanso y estaba dentro del local, pide su
barquilla correspondiente y al salir a la parte de postres, observa a una chica
pasar delante de él. Esa chica, era su chica, la que un día despertó el amor en
su corazón. Como toda comunicación se cortó, no se atreve a saludar, solo la ve
pasar; en un momento determinado ella voltea y chocan su mirada el uno hacia el
otro, lo que despertó en el chico una sonrisa que tenía tiempo sin aparecer.
Ella no le presta mucha atención, regresó su mirada al frente y sigue como si
no hubiese pasado nada. Su corazón saltó de gozo al verla y un sentimiento de
culpa aparece en su mente. No pasó como en el tercer encuentro, no se abrazan
quedando éste bien desilusionado. Al chico le duele mucho eso y se reconforta
comiéndose el helado.
Después de ese hecho, el joven le escribe para iniciar
una conversación, tratar de acomodar las cosas, escribiéndole bonito,
expresando afecto, agradecimientos y diciéndole muchas verdades. Como por
ejemplo:
-TÚ, te ves linda en esa foto; entre otras.
Pero no resultó. Eso fue un intento fallido.
Pasado los días el chico recibe esto en la red social:
-Chico, cuando me escribas por aquí trata de
escribirme por mi nombre.
Disculpa, no seas tan cariñoso conmigo por este
medio-.
El chico después de lo ocurrido, decide por tercera
vez nuevamente alejarse, a él no le cabe en la cabeza, el escribirle a su gran
amor, de una manera seca, sin sentimientos. Cada vez que el chico tomada su
móvil y buscaba el nombre de su chica, éste inmediatamente le salían frases
para ella, cosas para dedicarle y otras muestras de cariño y afecto. Quería
tenerle rencor por lo que escribió, pero su corazón se lo impedía. Era tanto el
valor que tenía en él que terminó por hacer algo; como quien dice:
“Inventándose una”. Él deja un estado en su red social; era algo que sólo la
chica podía entender. Eso fue como cómo un primer beso, nace de manera
espontánea e importa para toda la vida. La chica capta el mensaje y empieza una
plática, el chico nunca desperdicio la oportunidad para reunir en esos lapsos
de tiempo lo que sentía; el chico había realizado un texto que solo era para
ella. Donde narra una experiencia maravillosa: "A TRAVÉS DE ESTE
MEDIO". Se recuerdan de ello y la chica pide su texto. El chico le da dos
noticias, una buena y una mala, esperando que ella eligiera una; como toda
mujer pila dice, que desea las dos. El chico empieza con la buena diciendo que
su móvil seguía dañado y que la mala era que todo lo que en el móvil estaba, se
había borrado. Incluyendo sus otros textos. Una solución era que debía meter su
SD a otro dispositivo Android y así asociarlo a su cuenta y obtener todos los
textos, en especial el de su chica. La chica comprende el asunto y solo le dice
que cuando lo tenga listo que le avise.
El chico seguía lanzando indirectas, directas al
corazón de la chica, lo que producía cierta chispa en los dos. En otra de sus
pláticas la chica le habla con la palabra:
- usted-
El chico asimila eso y de una vez le pregunta:
¿Por qué el usted? ¿La confianza se terminó?
Su chica le dice:
-Eso jamás.
Eso alegró al joven ilusionado. La chica le pregunta:
-¿Tú aun confías en mí?
El chico le dice de manera impactante:
-Desde que eres mi musa, te has logrado ganar la
confianza y mucho más que eso...
Dejando esos tres suspensivos la chica de una vez continúa la plática
preguntando:
-¿Que más me he ganado?
El chico un tanto soberbio, le indica:
-Sólo debes saber lo necesario.
Se dejan cierta inquietud y se piden los números otra
vez para regresar a esas viejas andadas que los hacían muy felices. Siguen las
conversaciones por el otro medio, se escriben mucho y muchas cosas bonitas,
siempre con la picardía que la caracterizaba.
Cómo toda cosa buena debe tener algo malo, al chico
después de tener varios días escribiéndose con la chica, se le daña el móvil y
queda incomunicado por ese medio. Como estaba full en clases se le dificultaba
estar por las otras redes. Al notar que no aparecía por una red, la chica le
deja un mensaje al chico diciéndole:
-¿Qué ha pasado con tu móvil?
Él responde:
Se me ha dañado y cargo un móvil que es de mi mama
pero con mi chip.
Que sólo y por ahora, podía responder llamadas y
mensajes.
-Ella le comenta:
Que lastima que se te haya dañado.
Yo también ando sin móvil, me robaron-
¿Cosas del destino o simple casualidad? Nadie sabe. A los
días, se escriben para verse; los dos acceden a otro encuentro, está vez si
planificado. Pero de tanto planificarlo y esperando con ansias ese día, no se
dá. La chica el mismo día de tan esperado encuentro le dice al joven que se le
presentó un percance. El chico triste le dice que está bien, que será para la
otra ocasión.
Después de tantas cosas vividas con la chica,
encuentros, decepciones, confusiones y demás; el chico repite otra lejanía. Ya
eso se estaba convirtiendo en masoquismo, ese van y viene mensajes, donde se
dicen cosas bonitas y al rato se dejan de hablar ya no cuadraba en ese entorno.
“O se acomodan o se echan a perder” como dice un dicho. El chico y por cuarta
vez decide alejarse. Ya tomada la decisión, ni escribe, no responde, nada de nada.
Se perdió la comunicación. La chica disgustada le deja un mensaje al chico:
- ¿Qué es lo que pasa contigo? porque realmente no
entiendo que fue lo que nos pasó. El chico solo responde:
- He decidido las cosas de esta manera, quiero
alejarme y si es posible no dejar rastro-
Responde la
chica muy dolida por la situación:
-Me lastimas, un día soy tu princesa y después me
dices que no te escriba, no entiendo. Ilusionas a uno y de repente Chao -. -
El chico de una manera drástica le dice:
-Ya dije lo que tenía que decir-
Ella reclama una explicación y sin esperar respuesta
le dice esto al chico:
-Ya que no quieres explicarlo, será así. No te buscaré
más y ni sabrás más de mí-
Como cosa ya predestinada, al cortarse la
comunicación, se desaparece todo rastro de lo que un día existió. Esto incluye
mensajes, fotos, notas y hasta la amistad en una red social.
Pasado cuatro meses, el chico regresa, ese lapso de
tiempo no hizo nada para sentirse feliz; algo le faltaba, ese algo era su
chica. Es por ello que desea tan siquiera recuperar la amistad que tuvieron un
día; así que el dá el brazo a torcer y empieza enviándole la solicitud de
amistad en una red social. Al cabo de estar pasando largo rato en esa red, una
notificación de color rojo aparece en el mundo azul; el chico le da click y se
emociona con esta frase: *la chica ha aceptado su solicitud de amistad.
Escríbele algo en su biografía*.
Inmediatamente revisa el chat, esta ella conectada y le envía esto:
- Cuando
de manera improvista acepta la solicitud y el mundo se detiene.
Feliz día-
El tiempo sin saber nada del otro hizo que los chicos
afianzaran esas bases de amistad, respeto, cariño y afecto de ambos. Se
extrañaban tanto que todo después era TÚ. TÚ por aquí, TÚ por allá. Se
actualizaron en sus vidas, se preguntaban cosas de la universidad, que habían
hecho en ese tiempo, como les iba en el trabajo, cosas personales, hasta cosas
relacionales. En este tema relacional, ambas partes se detienen en un espacio
de tiempo prolongado, donde el amor interviene empujando a uno de los chicos.
El chico es quien recibe el empujón y dice esto:
-¿Cómo te va en tu relación?
Esto fue para el chico, como estar solo en el paredón,
esperando ser acribillado por los soldados en armas.
La chica le dice:
-Muy bien gracias a Dios.
Efectivamente, ese chico fue acribillado y tirado en
el mar.
-¿Y a ti como te va?
Dice la chica:
Tan mal se sentía el chico que dijo una mentira:
-Muy bien, ¿te acuerdas de la chica que te hablé un
día, con la que me gustaba salir? bueno ella ahora es mi novia.
Termina la conversación en ese momento cada quien
ajusticiado por tremendas respuestas; el chico no haya que hacer; es cierto que
el joven quería recuperar a toda costa su amistad pero esa respuesta lo hirió
cómo una bala a quema ropa. Al asimilar lo sucedido ellos se escriben a los
días, no tocan más el tema relacional, solo se actualizan, se saludan, se dicen
cosas bonitas y nunca olvidan el TÚ, en las conversaciones. No hay tanta
continuidad en los mensajes como antes, pero si se notaba el entusiasmo al
hacerlo. De ser un gran amor al comienzo, hoy día se convierte en una gran
amistad. Los sentimientos ya se guardaron, cada quien se fue a su sitio, cada
quien debe hacer de las tripas corazón como quien dice. Es por ello que este
texto es basado en la realidad, de un sentimiento que existió tiempo atrás y
que de una u otra manera quedó para la historia. Llenando líneas, frases y
párrafos, este relato llega a su fin para así darle un nuevo rumbo a
sentimientos futuros.
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